Terrores nocturnos

martes, 28 de junio de 2011

Albert Fish



Su verdadero nombre era Hamilton Fish. Su historial familiar estaba lleno de parientes con enfermedades mentales; su propia madre oía voces y sufría de fuertes alucinaciones.

Tenía 5 años cuando su padre murió de un infarto de miocardio. Su madre incapaz de cuidarle lo manda a un orfanato donde es golpeado continuamente y objeto de burla, le llamaban “Hand and Eggs” (huevos con jamón). Los continuos golpes y maltratos físicos empezaron a dejar de dolerle, en su lugar sentía una enorme excitación, hasta tal punto que le provocaba erecciones. Los que lo conocieron decían que era un niño problemático, quizás causaba esos problemas para ser castigado.

Cuatro años más tarde la madre de Fish consigue un empleo en el gobierno y saca a su pequeño hijo del Orfanato. La marca del maltrato quedó gravada en su piel, siendo la piedra angular de su vida.

Tenía 12 años cuando comenzó a tener relaciones homosexuales con el hijo de un telegrafista. Empezó a practicar la Urofagia (beber orina o orinar sobre otros) y la coprofagia (defecar sobre otra persona o comerse las heces). A los 15 años se gradúa y cambia su nombre por el de Alber Fish, dejando atrás las burlas que sufrió de niño.

Su madre preparó un matrimonio de conveniencia con una mujer 9 años más joven que él. De ese matrimonio salieron seis hijos. Como padre, fue ejemplar, trato bien a sus hijos aunque en ocasiones sus hijos encontraban a su padre haciendo cosas extrañas. Uno de sus juegos favoritos era decirles a los niños que le pegaran en el trasero con palos llenos de clavos, hasta que sus nalgas se manchaban de sangre.

Fue encarcelado en el año 1903 por malversación de fondos. Estuvo en la prisión de Sing Sing donde mantuvo relaciones homosexuales con los presos.

Su joven esposa lo abandono por otro hombre, un amigo de la familia. Sin embargo al cabo de unos años volvería suplicante junto a Fish, deseba una segunda oportunidad. La joven e infiel esposa desaparece, ningún familiar la vuelve a ver y nadie la busca; dan por hecho que vuelve a escapar con su amante. Por aquel tiempo Fish comienza a escuchar voces, se cree que el abandono de su esposa es el desencadenante de su locura.

Empezó a trabajar pintando y decorando interiores. Fue un trabajo que dio gran movilidad por todos los Estados Unidos. Era continuamente despedido cuando había problemas con los niños. Le gustaba meterse con los niños inocentes que los confiados padres no vigilaban. Atacó alrededor de 100 niños, auque el mismo dice que fueron cerca de 400. Muchos de ellos fueron torturados y violados. No le importaba el sexo del niño, pero la inmensa mayoría tenían menos de 6 años.

Sus alucinaciones de tipo religiosas son sobretodo de voces, las de Dios, Jesús e incluso la de San Juan. Las cuales le dicen que tiene que realizar sacrificios y torturarse. Se restriega el cuerpo en rosales y comienza a clavarse alfileres entre el ano y el escroto, o debajo de las uñas. Muchos de estos alfileres se aposentaron en la pelvis, así lo demostraron unas radiografías, dando veracidad a su trastornado testimonio.

Fue encerrado varias veces en prisión por estafa, robo, pago con cheques sin fondos e incluso por mandar cartas obscenas. Estuvo en un hospital psiquiátrico, pero al final lo soltaban ya que no lo declararon peligroso, ni loco, solo un perturbado mental. Nadie sabía de sus terribles fechorías.

Una de sus primeras víctimas fue un niño llamado Thomas Bedden, después de violarlo, lo acuchillo.

Sin embargo lo que realmente llevaría a meterlo en prisión fue el asesinato de la pequeña Grace Budd.

En 1928 Edward Budd colocó un anuncio en el diario, esperando encontrar un buen trabajo. Nunca se imaginaría que quien petaría a su puerta sería Albert fish con promesas de un trabajo en su granja. El interés que tenía Albert Fish en el joven pronto desapareció cuando conoció a su hermana pequeña, Grace, de apenas 10 años.

Después de ganarse la confianza de los padres, dijo que se llevaría a la pequeña a una fiesta de cumpleaños, que celebraba su hermana. Jamás se volvió a ver a la niña.

Se culparon dos hombres inocentes que estuvieron en la cárcel, Charles Edward y Pope acusado por su propia esposa.

Años más tarde a la madre de la pequeña Grace le llega una carta aterradora.

Estimada Señora Budd. En 1894 un amigo mío fue enviado como asistente de plataforma en el barco de vapor Tacoma, el Capitán John Davis. Viajaron de San Francisco a Hong Kong China. Al llegar ahí el y otros dos fueron a tierra y se embriagaron. Cuando regresaron el barco se había marchado. En aquel tiempo había hambruna en China. La carne de cualquier tipo costaba de 1-3 dólares por libra. Así tan grande era el sufrimiento entre lo más pobres que todos los niños menores de 12 años eran vendidos como alimentos en orden de mantener a los demás libres de morir de hambre. Un chico o chica menores de catorce años no estaban seguros en las calles. Usted podía entrar a cualquier tienda y pedir corte en filete o carne de estofado. La parte del cuerpo desnudo de un chico o chica sería sacada y lo que usted quisiera sería cortado de él. El trasero de un chico o chica la cual es la parte mas dulce del cuerpo era vendida como chuleta de ternera a un precio muy alto. John permaneció ahí durante mucho tiempo adquiriendo gusto por la carne humana. A su regreso a N.Y. robó a dos chicos uno de 7 y uno de 11 años de edad. Los llevó a su casa los despojó y desnudó y los ató a un armario. Entonces quemó todo lo que ellos portaban. Varias veces cada día y cada noche los azotó -los torturó - para hacer su carne buena y tierna. Primero mató al chico de 11 años de edad porque tenía el trasero más gordo y por supuesto una mayor cantidad de carne en él. Cada parte de su cuerpo fue cocinado y comido excepto la cabeza, huesos e intestinos. Fue asado en el horno (todo su trasero), hervido, asado, frito y estofado. El chico pequeño fue el siguiente, fue de la misma manera. En aquel tiempo, yo vivía en la calle 409 E 100 cercana a la derecha. El me decía frecuentemente cuan buena era la carne humana, que decidí probarla.

El domingo 3 de junio de 1928, yo le visité en el 406 W calle 15. Le llevé un pote de queso -fresas. Almorzamos, Grace se sentó en mi regazo y me besó. Decidí comerla. Con el pretexto de llevarla a una fiesta. Usted dijo que sí, que ella p
odría ir. La llevé a una casa vacía en Westchester que yo ya había escogido. Cuando llegamos, le dije que se quedara afuera. Ella recogió flores, subí y me quite mis ropas. Yo sabía que si no lo hacía las habría de manchar con su sangre. Cuando todo estuvo listo, me asomé a la ventana y la llamé. Entonces me oculté en un armario hasta que ella estuvo en la habitación. Cuando ella me vio completamente desnudo comenzó a llorar y a tratar de correr escaleras abajo. La atrapé y me dijo que se lo diría a su mamá. La desnudé. Pateó y me rasguñó. La estrangulé y entonces la corté en pequeños pedazos para poder llevarme la carne a mis habitaciones. La cociné y comí. Cuan dulce y tierno fue su trasero asado en el horno. Me llevó nueve días comer su cuerpo entero. No la violé aunque podría haberlo hecho si lo hubiera deseado. Murió virgen.

Cuando apresaron a Fish reconoció haber violado a la niña antes de matarla.

El director de la investigación William King, fue quien pudo rastrear la carta y dar caza a Albert Fish (el hombre gris). Pero la pequeña no fue la única es sufrir estas barbaries. El cuerpo del joven Billy Gaffney sigue desaparecido. Cuando los padres visitaron a Albert esto fue lo que confesó:

Lo llevé a los tiraderos de Riker Avenue. Ahí hay una casa que permanece sola, no lejos de donde lo tomé, llevé al chico ahí. Lo despojé, desnudé y até sus manos y pies, lo amordacé con un harapo sucio que recogí en el tiradero. Entonces quemé sus ropas. Arrojé sus zapatos al tiradero. Regresé y tomé el tranvía de la 59 Street a las 2 a.m. y caminé de ahí a casa. Al siguiente día cerca de las 2 p.m., tome llevé herramientas, un muy buen azote. Casero. Con mango corto. Corté uno de mis cinturones a la mitad, corté esas mitades en seis tiras de cerca de 8 pulgadas de largo. Azoté su trasero descubierto hasta que la sangre corrió en sus piernas. Corté las orejas, la nariz, corte la boca de oreja a oreja. Le saqué los ojos. Estaba muerto entonces.Enterré el cuchillo en su vientre y acerqué mi boca a su cuerpo y bebí su sangre. Recogí cuatro sacos viejos de patatas y reuní una pila de piedras. Entonces lo corté en pedazos. Tuve un puño conmigo. Puse su nariz y oreja y unas cuantas rajas del vientre en el puño. Entonces lo corté por el centro de cuerpo. Apenas debajo del ombligo. Después a través de sus piernas aproximadamente 2 pulgadas debajo de su trasero. Puse esto en mi puño con mucho papel, le corté la cabeza, pies, brazos, manos y las piernas debajo de la rodilla. Coloqué todo esto dentro de los sacos pesados con piedras, los até y los arrojé en las fosas de agua fangosa que usted verá a lo largo del camino que va a North Beach. Regresé a casa con mi carne. Tuve el frente de su cuerpo que me gustaba. Su "mono"(pene) y "pee wees"(testículos) y un agradable y gordo trasero, para asar en el horno y comer. Hice un estofado con sus orejas y nariz, pedazos de su cara y el vientre. Puse cebollas, zanahorias, nabos, apio, sal y pimienta. Estaban buenos. Entonces partí su trasero corté pene y testículos y los lavé primero. Puse tiras de tocino en cada nalga y las puse en el horno. Entonces escogí 4 cebollas y cuando la carne había asado cerca de 1/4 de hora, vertí un poco de agua para la salsa de la carne y puse las cebollas. A intervalos frecuentes rocié su trasero con una cuchara de madera. Así la carne sería agradable y jugosa. En cerca de 2 horas, estaba agradable y café, cocinada. Nunca comí algún pavo asado que tuviera la mitad del sabor que este dulce gordo y pequeño trasero. Comí cada bocado de carne en cerca de 4 días. Su pequeño "mono" era dulce como la nuez, pero sus "pee wees" no pude masticarlos. Los arrojé al inodoro.

Su juicio comenzó el 11 de marzo de 1935 en New York. Albert alegaría locura, ya que había sido Dios quién le había ordenado asesinar a esos niños. El mismo declaró: “No soy un demente, sólo un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo”. Lo declararon culpable y lo sentenciaron a muerte.

Mientras esperaba su ejecución confeso un asesinato más el de Francis X. MacDonell de 8 años. Lo estrangulo con su propia ropa interior. Encontraron sus restos en unos bosques. Además cometió terribles atrocidades a jóvenes las noches de luna llena. Se cree que asesinó a más niños; uno de ellos fue azotado en las nalgas hasta que la sangre le baño las piernas; le cortaron las orejas, nariz y los ojos; su sangre sirvió para apaciguar la sed de su asesino y sus partes más tiernas se utilizaron en un estofado.

El 16 de Enero de 1936, fue electrocutado. Cuando vio la silla se alegró según sus propias palabras sería: “Qué alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío, el único que todavía no he experimentado”. Antes de accionar el interruptor, su última frase: “No sé aun por qué estoy aquí”

domingo, 5 de junio de 2011

HERMAN WEBSTER, EL DR. HOLMES Y SU HOTEL DE LA MUERTE



En el año 1860 nace el único hijo de una familia honrada, religiosa y muy puritana, al que llamaron Herman Webster Mudgett. En su juventud empezó a mostrase en desacuerdo con los valores que su familia intentaba inculcarle. Era un joven problemático que disfrutaba torturando a los animales e imponiendo su autoridad entre los más jóvenes. Pronto empezó a cogerle el gusto al poder.
En su adolescencia desarrollo un arte innato para embaucar jovencitas. Su labia, gentileza, galantería y atractivo atraían a mujeres jóvenes adineradas. Las clases de jóvenes que a él le interesaban.
Consiguió engatusar y enamorar a una joven adinerada llamada Clara Lovering. En 1878 con solo 18 años se caso con ella y un año más tarde comenzó sus estudios de medicina a costa del dinero de su joven e ingenua mujer. Siendo estudiante ingenió métodos de estafa y engaños haciéndose con cadáveres que desfiguraba y por los cuales había hecho un costoso seguro que después cobraba.
Una vez terminada la carrera y conseguir una gran estafa de la que cobro una buena suma de dinero, abandonó a su esposa arruinada y a su hijo pequeño.
Durante mucho tiempo vagó por diferentes lugares, hasta que conoció a la millonaria Myrtle Z. Belknap. Fue una joven inteligente a la que le costo embaucar. Por ella cambio su nombre por el del Dr. Holmes. Aunque aun no se había divorciado de su primera mujer, volvió a casarse y con ella tuvo una hermosa niña. Su nuevo capricho era conseguir una vivienda lujosa y para conseguirlo no dudó en estafar a su nueva familia a través de falsificar escrituras de gran valor.
Al poco tiempo escapo a un pueblo pequeño donde enamoró a una viuda “Ms. Dr. Holden”. Gracias a su nueva, confiada y anciana amante consiguió regentar una farmacia que pertenecía a la anciana, gracias a su Don para embaucar y estafar no tardó en hacerse dueño de todos los vienes de la viuda.
Pero pronto sus expectativas crecieron, en breves se iba a celebrar en Chicago una Exposición Universal, eso atraería a jóvenes millonarias, posibles víctimas de su ambición la cual necesitaba nuevos estímulos.
Compró un solar en Chicago en una zona céntrica. Experto como era en los estafas, contrataba mano de obra que luego no pagaba, abandonando el futuro hotel sin terminar. Luego volvía a contratar otros albañiles a los cuales tampoco pagaba. Así sucesivamente. Finalmente terminó de construir su hotel, más parecido a un castillo medieval sin haber gastado, casi, un sólo centavo y usando nombres falsos para hacer las contrataciones. Al tener tanta mano de obra trabajando en partes diferentes, nadie, exceptuando él, sabía como era el interior del edificio. Si alguien se hubiera dado cuenta de lo que escondían los cuartos hubiera llamado la atención.
El 1 de mayo de 1893 se inauguró La Exposición y el hotel del Dr. Holmes abrió sus puertas a gente adinerada. El hotel se convirtió en un lugar muy concurrido y conocido, sin embargo su dueño jamás le puso nombre.
Usando su don de gentes tanteaba a las jóvenes millonarias para saber si venían solas o si sus familiares y amigos vivían en otros condados, si la joven tenía este perfil, entonces el Dr. Holmes se encargaba de que durmiera en una de sus habitaciones “especiales”.
La fortaleza estaba diseñada con pasadizos secretos que le permitía vigilar a sus huéspedes. Además había inventado un sistema eléctrico en el suelo que le indicaba donde se encontraban sus futuras víctimas. Para poder mover los cuerpos había diseñado dos tobaganes que los transportaba directamente al sótano. Pero eso no era suficiente, instaló, tuberías de gas que asfixia a sus durmientes víctimas. También había escondido sopletes en paredes cubiertas de hierro.
El sótano era el santuario de las torturas. Los toboganes llevaban los cuerpos hasta allí. En su interior se encontraban todo tipo de artilugios de tortura, una cubeta de ácido sulfúrico, cal viva y un incinerador para deshacerse de los cadáveres. En una parte del sótano había una habitación que llamaba “el calabozo” ahí era donde torturaba, violaba y mataba a las mujeres que caían en sus manos; alguna, las menos afortunadas, podían durar semanas con vida siendo torturadas y esclavizadas sexualmente una y otra vez, hasta que se cansaba de ellas al encontrar una sustituta.
Una de las torturas más extrañas que se encontró fue un autómata que realizaba cosquillas en los pies. Las jóvenes morían literalmente de risa.
Llegando a los últimos meses de la exposición, la clientela empezó a menguar y con ella la falta de jóvenes mujeres con las que saciar su placer. Empezó a poner anuncios y carteles en busca de personal. Varias jovencitas se presentaron, pero el Dr. Holmes solo escogía las más hermosas y las que vivieran más lejos. Las pobres no sabían el destino que se le presentaba. Con su desarrollado sistema de alarma, si alguna de las jóvenes intentaba huir, el Dr. lo sabía en el acto ya que una sirena en su habitación le anunciaba que alguien intentaba fugarse.
Preparado para que no lo culparan por la desaparición de sus trabajadoras, falsificaba cartas que luego enviaba a sus familiares para tranquilizarlos.
Trabajando en el hotel y ocupado en sus víctimas, aún tuvo tiempo para sus líos amoroso con Minnie Williams, una heredera tejana y profesora de una escuela privada. No tardaron en prometerse. La joven prometida llegó a enterarse de los deseos sádicos de su futuro esposo, pero eso no la horrorizo ni la espanto, incluso se creé que ella ayudo en el asesinato de Emily Van Tassel y era conocedora del asesinato y violación de Emmeline Cibrand de quien se sentía profundamente celosa.
Sin embargo los ojos del Dr. Holmes pronto se aburrieron de su joven prometida, poniéndose sobre los de su hermana Nannie, convirtiéndola en su amante. Cuando Minnie se dio cuenta de la ofensa, se fue hacía su hermana y le golpeo la cabeza con una silla repetidas veces. Lanzaron su cuerpo al lago Michigan, esperando que nunca fuera encontrado.
Unos mese después de que finalizara la gran exposición mundial, el hotel empezó a dar más gastos que ganancias. El Dr. Holmes acostumbrado a la opulencia enseguida vio como el dinero y su rango social se escapaba de entre sus dedos. La única opción que se le ocurrió, fue quemar la segunda planta de su gran hotel, el cual estaba asegurado por una generosa cantidad. Lo que no se imaginó fue que la aseguradora empezaría a fisgar en el Hotel intentando descubrir el origen del fuego.
Temiendo que su estafa con el seguro no funcionara, ideo otra con su esposa. Volviendo a usar su dotes con las mujeres acaudaladas, se caso con un Georgina e hizo pasar a Minnie por su prima. Ideo una estafa con unos caballos que eran de propiedad de Minnie. Con una mala escusa los tres se fueron de viaje, pero solo volvieron dos, Georgina y el doctor.
Esta estafa le saldría muy mal, pronto lo descubrieron y paso una pequeña temporada en la cárcel. Georgina se encargo de pagarle la fianza. Pero mientras estuvo allí encerrado y queriendo hacer alarde de su inteligencia, le contó cual sería su próximo plan a su compañero de celda. Con lo que no contó es con que su compañero loco por salir de la cárcel cantaría mejor que un ruiseñor.
Se puso en contacto con varios amigos para hacer una gran estafa. Una muy parecida a las primeras que había realizado estudiando en la universidad. Harían un seguro de vida de un valor astronómico, a su amigo Pietzel. El Dr. Holms, bien disfrazado reconocería el cadáver y cuando le entregaran el dinero a su pobre viuda, también compinchada, se repartirían el botín. Pero ¿para que buscar un cadáver y destrozarle la cara, cuando podía entregar el del propio Pietzel?
El Dr. Holms se las arreglo para separar al matrimonio, con la escusa de que debían estar escondidos y luego separo a la madre de sus hijos, a los que mató. Llego el momento de reconocer el cadáver, todo iba sobre ruedas, habían encontrado el cadáver de Pietzel, solo faltaba que el seguro les pagara la póliza. Sin embargo este creyó que todo era un fraude.
El Dr. Pietzel fue de nuevo detenido por el asunto de los caballos, el cual aún no había quedado muy claro. El detective Gayer, que llevaba el caso, empezó a desatar la enorme tela de araña que el Dr. Holmes había tejido a su alrededor. Buscando casas donde el Dr. Holmes podría haber se escondido mientras se realizaba la gran estafa, y en una de ellas encontró los restos carbonizados de uno de los niños.
Entraron dentro del terrible hotel. Lo que vieron allí dejó a la policía sin habla. Jamás habían visto un lugar tan terrible y tan bien diseñado. Se encontraron restos de sus calcinadas amantes, de huesos roídos por la cal, huesos de niños. Utensilios terribles de tortura y el gracioso autómata. Las habitación de gas, donde la gente moría lentamente sin poder respirar o abrasadas a causa de los sopletes.
El juicio comenzó en octubre de 1895 y terminaría el 30 de Noviembre de 1895. Durante el proceso el Dr. Holmes se burló de la justicia y de la policía; incluso sus propios abogados eran victimas de sus jugarretas, hasta que finalmente decidió defenderse a si mismo. Los que estaban presentes, dijeron que lo había hecho como un verdadero profesional.
Después de un tedioso proceso, confesó la muerte de 27 personas, era lo máximo que las pruebas podían indicar. Sin embargo, había más de 50 denuncias de desapariciones de jóvenes en Chicago, sin tener en cuenta todas las que había de jóvenes de diferentes estados que habían desaparecido en la exposición. Se calculó que había cerca de 200 cadáveres.
El 7 de mayo de 1896, a los 35 años de edad fue ejecutado.
Su hotel que había llamado la atención a varios curiosos apareció en llamas una noche. Algunos creía que había más implicados en aquella trama que el Dr. Holmes y aterrados, quisieron borrar sus huellas.
Nunca se sabrá la cifra exacta de sus víctimas.