Terrores nocturnos

martes, 30 de septiembre de 2014

Pedro Nakada

Nakada fue un psicópata con esquizofrenia paranoide que juraba asesinar en nombre de Dios, con la misión de limpiar el mundo. Una excusa que le valió para asesinar alrededor de 25 personas.

El 28 de febrero de 1974, nació Pedro Pablo Mesias Ludeña, en Huaraz. Sus padres se llaman José y Maria; vivían en la ciudad de Augusto en Lima. Sus padres cambiaron de domicilio en el 2001, a Huaral, donde se desatarían los asesinatos.
Su padre era un hombre alcohólico que maltrataba a su mujer constantemente. Sus hermanas lo obligaban a vestirse como una niña y lo obligaban a salir a la calle. Los vecinos y transeúntes al verlo se unían a la lluvia de risas y burlas.
Ese no sería uno de los peores capítulos que viviría al pequeño Pedro. A la edad de 4 años la familia tenía una perra embaraza que apareció muerta. Todas las culpas cayeron sobre el jovén; una familia normal hubiera buscado la verdad y como mucho regañado al pequeño. El castigo fue que todos sushermanos abusaron sexualmente de el.
“Odio a los maricones. Cuando yo era niño, mis hermanos me violaron porque creían que yo había matado a una perra que teníamos y que además estaba preñada. Juro que yo jamás le hice nada al animal”
Este no fue el primer capítulo de sadismo sexual que sufrió a tan tierna edad. Después del primer episodio se dedicó a torturar y matar animales indefensos, empezó hacer aquello por lo que había sido acusado. Incluso llegó a cocer a un gato vivo. :‹‹“Tú lo mataste, tú lo mataste”. Yo les decía que no, y ellos no me creían; y como me dijeron eso, entonces yo comencé a matar animales. Mi mayor defecto es ser colérico, la cólera me hacía matar››. “Mi madre era bipolar, cambiaba de carácter, no podía confiar en ella… Cuando era chibolo, mi mamá me golpeó como salvaje y yo de cólera quemé al gato en la sartén hirviendo”.
Así describe a su familia: “Es mala, mi familia es mala. Mis padres siempre peleaban. Se insultaban mucho. Desde que yo era chico. Éramos nueve hermanos. Yo soy el tercero. Me molestaban los laberintos. Mi papá le pegaba mucho a mi mamá. Yo me escapaba de la casa. Pero volvía, escondido, para que mi papá no me pegara con un cable. Volvía por no tener dónde comer. Con mis hermanos nos criamos separados. Con un tío, con una tía…, mi hermana me violó, ella era mayor… Mi hermano me obligó a tener sexo oral, yo tenía seis años ¿Hay gente que no me cree? Yo no olvido lo que viví…”
En el colegio era un muchacho obediente, retraído e inseguro. Era el muchacho perfecto para convertirse en la diana de todos los alumnos. Su estancia en el colegio era tan insufrible como la que vivía en su hogar. Recibía constantes palizas y burlas. Finalizó la escuela en el tercer curso.
Toda su ira se fue caldeando en sus entrañas hasta que finalmente salio a la superficie.
En 1990 ingresó en el Ejército Peruano con la finalidad de conseguir el respeto y la fuerza de la que carecía. Sin embargo el comportamiento y las murmuraciones que Pedro hacia a sus compañeros sobre que oía la voz de Dios, no pasaron desapercibidos para los profesionales psicólogos del ejército que enseguida le diagnosticaron esquizofrenia paranoide. La idea de ponerle un arma en las manos y enseñarle a usarla era un riesgo que no querían correr. A los dos meses de ingresar fue expulsado.
Esta expulsión fue determinante en la primera muerte. Frustrado, viendo como sus sueños de convertirse en alguien que influyera respeto y miedo, con poder para empuñar un arma desaparecía. Intentó robar unas sandalias, pero el dueño, un campesino, lo pilló. Pedro cayó sobre él con toda su ira, aquí cobraría su primera víctima.
En un momento dado decidió cambiar de apellido, haciéndose pasar por un joven adoptado por japoneses, de ahí viene el apellido Nakada. Deseaba tener un visado para disfrutar de los privilegios que tienen los descendientes de Japoneses.
La mente de Pedro empezó a escuchar voces de quién el cree que es Diós. Un Dios vengativo que ordena limpiar el mundo de prostitutas, drogadictos, homosexuales y vagabundos. “Yo no soy un criminal, soy un limpiador, he librado a la sociedad de homosexuales y vagabundos”, “Sólo trato de purificar la tierra de prostitutas, drogadictos, homosexuales y asaltantes”,“¿Qué siento cuando mato –dice–? Siento que ayudo. ¿A qué? A que la gente cambie. A que el mundo cambie. Quiero que haya paz.”
Se veía a si mismo como un mensajero de Dios, álguien que tiene una misión divina y por ello es especial ante todos los demás; alguien único. Con estas ideas tenían una excusa perfecta para cada asesinato, de esta manera no se sentía culpable, ya que quién tomaba las decisión era otra persona, él solo las ejecutaba.
No todas las víctimas que causo seguían el patrón que el dictaba. Según los psicólogos, pese a su esquizofrenia paranoide, era una persona capaz de distinguir el bien del mal, por lo tanto era consciente de cada asesinato aunque lo excusase para no sentir su propia culpabilidad.
De los 25 asesinatos confesos, solo se demostraron algunos de ellos.


- Carlos Ediberto Merino Aguilar. El 1 de enero de 2005 recibió un disparo en la playa de Chorrito de Chancay. Pedro dijo que temía que le robaran, sin embargo, fue al revés.

- Teresa Cotrina Abad: 31 de mayo de 2006. Le disparo en la cabeza. Cuando le preguntaron el porqué de este crimen, respondió: ‹‹la encontré fumando droga, pase por su lado y me pregunté: “esta señora por las puras vive”, y le disparé dos balazos en la cabeza››

- Walter Sandoval Osorio. 20 de julio de 2006. Aún estaba vivo cuando fue ingresado en el Hospital, pero no duró mucho. Pedro por una vez acertó, Walter resultó ser un asesino.

- Gerardo Leonardo Cruz Libia. 8 de agosto del 2006. Su cuerpo estaba en un pozo de agua, le habían disparado en la cabeza. El motivo de su muerte era el miedo que tenía Pedro de que Gerardo lo delatase por uno homicidio y robo que habían perpetuado ambos hace tiempo.

- Walter Taranzona Toledo. El 18 de agosto de 2006. Le disparó y lo tiró a un canal de agua vacío. Lo mató por estar fumando drogas.

- Maria Verónica Tolentino Pajuelo, de tan solo 15 años. El 19 de agosto del 2006. Murió de un disparo. El crimen de la niña fue tener una bicicleta que Pedro necesitaba en ese momento; después de matarla se dio cuenta de que tenía una llanta rota. Se lamenta de este asesinato, pero se justifica como daños colaterales para un bien mayor.

- Hugo Vílchez Palomino. 18 de Noviembre del 2006. Hugo iba en su bicicleta por el Camino Viejo a la Esperanza Alta cuando Pedro y los hermanos Ciriaco, que circulaban en moto, lo obligaron a parar. Pedro le disparó, le robó su arma, su móvil y un discman, cosas que se repartieron entre ellos. Cuando la policía le pregunto a Pedro por esta muerte, dijo que Hugo deseaba acostarse con su mujer.

Su mente paranoide tenía que buscar un motivo para que su asesinato fuera justificado, él no podía ser el malo, sino el enviado para hacer cosas buenas, para mejorar el mundo, sin importar quien cayera.

- Widmar Jesús Muñoz Villanueva. 19 de noviembre del 2006. Es un estilista de una conocida peluquería. Era sabido que era Gay y según Pedro se dedicaba a la prostitución contagiando a otros hombres de sida. Después de matarlo robó el dinero de la caja. “Me había enterado de que el cosmetólogo que trabajaba allí era homosexual, tenía sida y se prostituía. Le pedí que me diera un servicio (sexual). Cuando se bajó el pantalón, le disparé tres veces en la nuca”

- Luis Enrique Morán Cervantes, Pedro Omar Carrera Carrera y Enoch Eliseo Felix Zorrilla. 22 de noviembre de 2006. Los encontraron en la Pampa de la Huaca. Los tres circulaban en un taxi, el primero era el conductor. Pedro los atracó y los mató por que según él se dedicaban a atracar a otras personas. El delirio aumenta.

- Nell Camaleón Pajuelo. El 10 de diciembre de 2006. Pedro y los hermanos Román Joel y Percy. Con engaños lo llevaron hacia el poblado Sacachispa. Allí lo mataron y arrojaron su cadáver cerca de donde se encontró a Hugo Vilchez.

- Nazario Julian Tomariz Perez y Didier Jesús Zapata Dulanto. 17 de diciembre del 2006. El cadáver estaba en la Urbanización Aparicio. Ambos eran pareja, caminaban tranquilamente. “Yo maté a los profesores Nazario Tamariz Pérez y Didier Zapata Dulanto, ellos caminaban por el borde de un canal de regadío agarrados de la mano, se hacían cariños como una pareja de enamorados, y como yo soy el ‘purificador de la tierra’, no quedó otra opción que asesinarlos, porque los homosexuales solo hacen daño a la sociedad”.

- Agustín Andrés Maguiña Oropeza y Luis Melgarejo Sáenz. 24 de diciembre de 2006. Pedro le reventó la cabeza a balazos. Los dos amigos solían emborracharse juntos. “Mato a las personas para que no sigan sufriendo. Por ejemplo, a dos alcohólicos los investigué por más de un mes, y cuando me enteré dónde era el lugar en el que se refugiaban, preparé mi arma para que con un sólo disparo descansaran en la paz de Dios”…

- Nicolás Talentito Purizaca. 27 de diciembre de 2006. Lo auxilio la policía, pero no llegó vivo al hospital. Según Pedro Nicolás le había robado hacía 3 años, el cual fumaba droga y había robado a otras personas.

Los asesinatos hubieran aumentado si no fuera por la multitud de testigos que llevaron a la policía directamente hacia el taller donde Pedro trabajaba. Al principio no estaban seguros de que ese hombre pudiera ser el asesino que estaba aterrorizando a la población. Cuando la policía fue a por él, en lugar de dejarse arrestar opuso resistencia, sacó su arma de 9 mm, calibre que uso con cada una de sus víctimas. En pleno taller se armo un buen tiroteo donde algunos policías salieron heridos. Finalmente lo capturaron.


Cuando lo llevaron a comisaría Pedro confesó su plan maestro. Para celebrar el Año nuevo, tenía pensado arrojar una granada en una discoteca que celebrara el año nuevo, estaría lleno de jóvenes que beberían y bailarían hasta el alba:“Quería meter una granada de guerra a la discoteca esa, para que se mueran todos los corruptos, todos los perdidos, todos los fumones que están ahí”


En los juicios se le condenaron por el asesinato de 17 personas, aunque el confesó haber matado a 25. “Ustedes están equivocados. Yo maté a 25 personas porque no merecían vivir. A todos les disparé un balazo en la cabeza”.

En un principio se le condenó a pasar 35 años de cárcel, pero en 2009 después de la visita de varios especialistas lo llevaron al pabellón de psiquiatría del Penal de Lurigancho, donde aún sigue encerrado.

El primer día que fue encerrado en la cárcel suplicaba que alguien acabara con su vida, intentó suicidarse golpeándo la cabeza contra las paredes: “Pido un fusilamiento… algo práctico… así como hice con la gente… les metí un tiro en la cabeza” Después de ese intento de suicidio fue vigilado.

A la prensa les explicaba de esta manera el motivo de sus crímenes:“Escucho la voz de mis padres y una voz mala que me dice que mate a toda la gente corrupta, como homosexuales, rateros, alcohólicos y maricones. Pero ya no puedo cumplir la misión de Dios ya que me capturaron. Ahora sigo escuchando esa voz que me dice que me mate”.

Aún hoy en día Pedro dice a todo el que le quiere escuchar que si sale libre volverá a continuar con la misión de Dios.