Terrores nocturnos

miércoles, 15 de julio de 2015

John Wayne Gacy, el payaso Pogo


Hablamos de un hombre muy social y trabajador. Un perfecto vecino bonachón que disfrutaba vistiéndose de payaso para fiestas infantiles y les sonsacaba una sonrisa a los niños hospitalizados.
Nadie se imaginaba que debajo de esta capa de bondad se ocultaba un asesino frio y calculador que sodomizaba y mataba a muchachos incautos.
Gacy nació en chicago el 17 de marzo en 1942.  Su padre era John Stanley un alcohólico maltratador; su madre se llamaba Marion Gacy.
John Stanley insultaba y golpeaba a los miembros de su familia, sobre todo a su único hijo varón. Gacy se esforzaba para agradar a su padre, pero cada intento le proporcionaba más palizas.
De joven se matriculó en 5 ocasiones, los estudios no eran su fuerte; pero su persistencia y tenacidad le ayudaron a finalizar la licenciatura de Ciencias empresariales con buena nota.
Su primer trabajo fue en la Compañía de Zapatos Nunn-Bush con un contrato de prácticas.
Se mudó a Springfiels, en Illinois, donde conoció a su primera esposa Marlyn Myers. Al poco de casarse su suegro le ofreció el puesto de encargado de la cadena Kentucky Fried Chicken en Iowa.
Uno de sus empleados lo denunció por intento de violación. Gacy se defendió acusando a una asociación rival. Lo condenaron a 10 años de cárcel, pero era un hombre influyente y práctico, consiguió salir al año por excelente conducta.
La acusación hizo mella en el frágil matrimonio, su esposa acabó divorciándose cuando él seguía en la cárcel.
En cuanto fue puesto en libertad se mudó a Chicago a casa de su madre. Sus hermanas lo ayudaron económicamente para que pudiera comprarse una casa sencilla. 
Comenzó una nueva vida como chef de un restaurante. Entablo una buena amistad con los Grexas, los cuales organizaban frecuentes reuniones.
Conoció a Carole Hoff, una mujer que se acababa de divorciar con dos hijas a su cargo. Era vulnerable y fácil de conquistar. No tardaron en casarse.
Se apuntó a diferentes asociaciones, incluso se inventó un personaje: “El payaso Pogo”. El cual acudía al hospital para hacer reír a los niños enfermos. Su buena fe y su trato lo convirtieron en una persona amada, querida y muy respetada.
Fue tal su fama que apareció en la portada de una revista con el título de: “El hombre del año”.
Se interesó por la política, ayudando proactivamente a los republicanos. Presumía de una fotografía en la que estaba acompañado de Rosalyn Carter la primera dama. Con el tiempo esa fotografía sería una vergüenza, pues Gacy llevaba una chapa con la letra “S” una distinción que entregaba el Servicio Secreto a gente con derecho a ciertos archivos clasificados. 
Sus fiestas eran muy famosas, destacaban la de temática Hawaiana y la Vaquera. Eran un gran evento social, todo el mundo estaba invitado, unas trescientas personas podían llegar a invadir el jardín de la casa.
Los invitados estaban encantados, sólo hablaban de los magníficos anfitriones  y de la peste que envolvía el hogar. La buena de Rosalyn culpaba a las ratas muertas que anidaban en los recovecos del sótano.
La salud de Gacy era muy frágil debido al sobre peso, problemas cardiacos e incluso algún que otra colapso nervioso. Pero ello no hizo meya en su gran pasión, secuestrar jóvenes a los que violaba y mataba.
Las malas lenguas no tardaron en comentar las extrañas compañías de Gacy, pues todos eran jóvenes varones con los que tenía una relación demasiado cariñosa.
La decaída de Gacy empieza con su segundo divorcio en 1976.
Por primera vez un joven consigue escapar. El asesino intento atraer al joven ofreciéndose a llevarlo a casa, ante la negativa le ofreció marihuana; pero David Daniel no se dejó engatusar, convirtiéndose en el único superviviente del payaso asesino.
Fue la desaparición de Robert Piest de 15 años, lo que puso a la policía sobre la pista de Gacy, ya que fue la última persona que lo vio con vida.
La alarma aumentó cuando la policía registró la casa de John Gacy y encontró varios artículos relacionados con las desapariciones de varios jóvenes.
El 22 de diciembre de 1978, Gacy entra en el despacho de su abogado con total naturalidad y le relata cada uno de sus terribles asesinatos.
En comisaría confesó haber matado a 33 hombres. De los cuales 28 estaban enterrados en su apestoso jardín y los otros 5 los había arrojado al Rio Des Plaines.
Los cadáveres fueron desenterrados e identificados, a excepción de 7, que estaban en un estado de putrefacción muy avanzado.

Algunas víctimas:
-         Timothy McCoy
-         Johon Butkovitch
-         Darell Sampson
-         Randall Reffett
-         Samuel Stapleton
-         Michael Bonnin
-         William Carroll
-         Rick Johnston
-         Kenneth Parker
-         William Bundy
-         Gregory Godzik
-         John Szyc
-         Jon Prestidge
-         Mattew Bowman
-         Robert Gilroy
-         John Mawery
-         Russell Nelson
-         Robert Winch
-         Tommy Boling
-         David Talsma
-         William Kindred
-         Timothy O´Rourke
-         Frank Landingin
-         James Mazzara Robert Piest

El 10 de mayo de 1994 se congregó en las puertas de la cárcel una enorme multitud que deseaba celebrar el día en que Gacy “El payaso asesino” moría por inyección letal.
Antes de morir declaró que su muerte no haría regresar a ninguna de sus víctimas y se despidió con un sonoro grito: “Bésame el culo. Nunca encontrarán a los demás”
Se produjo un pequeño incidente cuando le inyectaban los químicos, pues el cuarto tubo se solidificó alargando la ejecución quince minutos, hasta que llegó un profesional para solucionar el problema.
Los Objetos de Gacy fueron subastados, incluidos unos grotescos cuadros que pintó en la cárcel. Varios artistas de la música y el cine pujaron por ellos.
La ciencia se interesó por su cerebro. Esperaban encontrar el motivo que había llevaba a un ciudadano modelo a convertirse un feroz asesino. No hallaron respuesta alguna, sólo un montón de hipótesis.


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miércoles, 18 de marzo de 2015

Marie Delphine Lalaurie: La bruja de Royal Street

Esta terrible mujer disfrutaba torturando y matando a sus esclavos. Su casa está considerada una de las casas más fantasmales de la localidad, pues guarda en su interior horribles hechos.




Su madre fue Marie Jeanne Lovable, la viuda de Lecomte, que se casó de segundas nupcias con Bethelmy Louis Macarty; tuvieron cinco hijos, uno de ellos era Marie que nació en 1775.
De su infancia no existe información, por lo que se creé que fue normal y adinerada ya que su padre disfrutaba de una buena posición social en la comunidad créole de Orleáns.
Su primer marido fue  un Caballero de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, Don Ramón de López y Angulo, posteriormente sería nombrado Cónsul general de España en Luisiana; un anciano con una esperanza de vida muy corta.
Lo que ocurrió en el viaje de Marie con su marido a España causo diferente habladurías, entre ellas que el ascenso fue un castigo militar o una convocación extraordinaria para que formara parte de la corte. En el único punto en el que están de acuerdo es que la reina se quedó impresionada con la belleza de Marie.
La vuelta a casa estuvo llena de tristeza, tuvieron que parar su viaje cuando se encontraban en la Habana, Marie estaba embarazada y Don Ramón se moría a causa de una enfermedad. Después del entierro de su marido, nacería su primera hija: Marie Boggie Delphine Lopez y Angulo de la Candelaria, más conocida como “Borquita”. En cuando madre e hija tuvieron fuerzas para viajar, se fueron a Orleáns.
Administró la hacienda de su marido con eficacia, se convirtió en una gran empresaria de la caña de azúcar. Su posición social subía como la espuma, tenía fama de ser una mujer firme e inteligente.
Al cabo de tres años volvió a casarse con un hombre de edad avanzada y una buena posición social Jean Blanque, banquero, comerciante, abogado y legislador. Engendró cuatro hijos más y al poco su anciano marido fallecía de extrañas circunstancias. Las malas lenguas susurraban que había sido envenenado, pero es algo que hoy en día se desconoce.
Nueve años más tarde de la muerte de su segundo marido, vuelve a casarse el 25 de junio de 1825, con un hombre más joven que ella, el doctor Leonard Nicolas Lalaurie. El matrimonio fue por interés, por ello no existía una buena relación entre ellos, cada cual hacia y deshacía sin que uno se interesara por las facetas del otro.
En 1831 compraron la casa en Royal Street 1140.  Marie no tardó en convertirla en una lujosa mansión que poseía muebles traídos de distintos rincones de Europa, cada cual más fino y elegante. Construyeron una tercera planta, una zona para los esclavos.
Las fiestas que se celebraban en ella eran de la más selecta elite de Orleans. Eran acontecimientos sociales donde una persona pertenecía a la alta sociedad si era invitada a ellas.
Marie se había enfrascado en lucrativo negocio del mercado de esclavos, en aquel momento, era normal que alguien de alta sociedad tuviera varios bajo su techo, existía una legislación para que los esclavos no sufrieran maltrato, pero para la Señora Lalaurie era solo una nimiedad.
En varias ocasiones los policías haban devuelto escuálidos y débiles esclavos que se desmayaban cuando estaban ejerciendo sus labores fuera de la mansión. Un abogado se presentó en la casa tras la sospecha de malos tratos, pero cuando estuvo allí no vio nada que le preocupara, al poco de irse los vecinos denunciaron una horrible escena:
Una joven esclava  llamada Leah estaba sobre el tejado de la casa gritando y llorando, su ama le amenazaba con arrancarle la piel a tiras. Su crimen era haber tirado del cabello de Marie cuando la cepillaba. La señora Lalaurie gritó a la joven para que bajara, esta se negaba,  finalmente acabo arrojándole piedras hasta que cayó al suelo y se desnuco, aunque estaba muerta, mando atar su cadáver y la azotó hasta que desahogo su rabia.
Por este crimen fue condenada a liberar nueve esclavos, los cuales fueron comprados por familiares y amigos de la Señora Lalaurie y devueltos a la mansión, de donde nunca salieron.
El 10 de abril de 1834 se desató un terrible incendio en la mansión. La señora y su familia no se encontraba ella. Los vecinos alertados por las llamas acudieron a sofocarlo. Nunca se imaginarían lo que encontrarían en su interior.
El fuego había sido provocado en la cocina, donde hallaron a una esclava atada por el tobillo, que alego haber provocado el incendio como una tentativa de suicidio.
En la tercera planta estaban siete esclavos mutilados, con el cuello estirado y sus miembros rajados. Otros con collares de hierro con pinchos que los obligaba a estar estirados. Muchos más escuálidos y débiles a punto de morir de inanición.
Las autoridades llevaron a los esclavos a la cárcel local, donde fueron expuestos para que el público conociera su terrible historia. Dos de ellos murieron al poco de ser rescatados, su estado era muy frágil.
Allí contaron como su dueña disfrutaba de torturarlos y azotarlos. Como desconfiaba que le robaban la comida los obligaba a no ingerir alimento alguno sin su permiso, esto provocaba desmayos de debilidad y en lugar de darles alimentos lo mandaban enterrar en un ataúd aún con vida.
Todos los esclavos temían subir a la tercera planta de la mansión ya que el que subía no volvía a bajar.
Se cavó en el jardín y allí se encontraron tumbas con cadáveres de esclavos, otros fueron enterrados en los pantanos de Luisiana.
El propio juez Jean- Francois Conange, que acudió a apagar el fuego dijo: “Había una mujer desnuda con un collar de hierro lleno de espinas prisionera a la pared por una cadena. Las abundantes heridas en la espalda evidenciaban el uso de látigos y hierros al rojo vivo“
 “Una anciana negra tenía una herida profunda en la cabeza y estaba demasiado delgada como para hablar o caminar. Un hombre había sido castrado y la herida cosida con hilo, la lengua también se le había cortado para que no pudiera quejarse.”
Una turba de ciudadanos fue contra la mansión con la intención de destruirla. En su interior estaba una de las hijas que fue salvada por la policía local que acudió al lugar. De la mansión solo dejaron las paredes. Todo fue destruido.
Cuando el juez le pregunto al Señor Lalaurie sobre los actos de su esposa el contesto: "algunas personas debían quedarse en su casa en lugar de ir a las casas de otras para dictar leyes y meterse en las vidas de los demás"
A partir de este momento toda la familia tuvo que escapar de Luisiana. Se esconden en la casa de unos familiares en Alabama, estos por temor a que el peso de la ley cayera también sobre ellos, les invitó a marcharse lo antes posible.
A partir de aquí la información no es muy clara, pero se dice que La señora Delphine Lalaurie murió en Paris cuando se encontraba de caza. Eugene Baches, un enterrador el cementerio St. Louis descubrió la siguiente inscripción en una tumba:
“Madame LaLaurie, née Marie Delphine Macarty, décédée à Paris, le 7 Décembre, 1842, à l’âge de 6-.”
La mansión fue restaurada completamente. El actor Nicolas Cage la compro en 2007  pero luego fue comprada por Regions Financial Corporation. Actualmente esta considerada una de las casas más embrujada de la localidad.

Varios escritores alimentaron la leyenda negra de lo sucedido; se escribieron relatos y apariciones en series sobre este personaje creciendo así los rumores, supersticiones.

viernes, 30 de enero de 2015

Dennis Andrew Nilsen

Nunca la frase: “Morir por amor”, fue tan cierta como en este caso. Dennis amó locamente a todos los hombres que mató. Era tal su miedo a que lo abandonaran que guardaba sus cadáveres durante días.

Nació el día 23 de Noviembre de 1945 en Escocia, en un lugar llamado Aberdeen. Su padre se llamaba Olav Nilsen, un hombre que le gustaba la bebida; su madre era Betty Whyte una fanática religiosa.
El y sus dos hermanas vivían con sus abuelos mientras sus padres pasaban un difícil divorcio tras siete años de convivencia.
Contaba con 6 años de edad cuando su abuelo, Andrew Whyte, fallece. Betty lleva al joven muchacho a ver el cadáver; por primera vez en su joven vida fue consciente de lo que significa la muerte. Se sintió solo.
Su infancia fue tranquila, no fue un niño que destacara. Era normal, como cualquier otro.
En 1961 se alista en la armada británica,  11 años más tarde en 1972  la abandonaría para trabajar como vigilante, pero tampoco le duraría mucho y se hizo funcionario lugar en el que trabajó hasta el día que fue arrestado.
La primera victima Fue Stephen Dean Holmes, tenía 14 años cuando conoció a Nilsen en un bar. Lo invitó a su casa y por la mañana, antes de que el joven Stephen se despertara, lo estranguló y lo ahogó. Lo introdujo en la bañera y se dio un largo baño  con el cadáver, en cuanto estuvo bien limpio se  lo llevó a la cama con la intención de mantener relaciones sexuales, pero el cuerpo estaba frío.
El motivo por el que mató a ese joven es por miedo a que se fuera. No quería volver a sentirse solo, abandonado por la persona que más quería. Solo había estado con Stephen una noche pero el sentimiento de mantenerlo siempre a su lado era demasiado grande como para verlo marchar. El mismo Dennis escribiría:
“Temía despertarlo por miedo a que me abandonase. Temblando de miedo lo estrangulé. Él se debatía, y cuando estuvo muerto volví a llevar su joven cuerpo a la cama conmigo y fue el principio del fin de la vida que yo había conocido, Había empezado a recorrer ka avenida de la muerte y a poseer un nuevo tipo de compañero se piso.”
Guardó el cadáver durante 7 meses. El olor era insoportable, pese al dolor que le causaba tener que deshacerse de los restos del muchacho, no le quedó otra solución que quemarlo.
Por desgracia Dennis se volvería a enamorar muchas otras veces:
-        Kenneth Ockendon, de 23 años. Era un estudiante canadiense que tuvo la mala suerte de conocer a Nilsen el 3 de diciembre de 1979.
-        Martín Duffey, de 16 años. Asesinado en mayo de 1980.
-        Billy Sutherland, 26 años. Original de Escocia.
-        Un hombre de origen Tailandés o filipino, jamás se conoció su nombre.
-        El irlandés. Otro hombre asesinado sin nombre.
-        El Hippie. Dennis recordaba el lugar donde lo conoció: en un lugar llamado Charing en Cross, en Londres.
-        Sin nombre. El único dato que tenía la policía de este sujeto es que lo habían despedazado en 3 trozos.
-        Hubo dos jóvenes escoceses que conoció en el Soho de Londres, los mató a ambos. Tampoco recordaba sus nombres.
-        El Skinhead que se encontró en Piccadilly Circus.
-        Malcom Barlow, murio el 18 de septiembre de 1980.
-        Jhon Howlett, muere estrangulado en diciembre de 1981.
-        Gram. Allen tuvo un trágico final.
-        Stephen Sinclair el 1 de febrero de 1983. La última victima de Dennis.
Dennis no escogía a su victima al azar, eran estudiantes extranjeros e indigentes. Durante años, Dennis se enamoró repetidamente y cada vez que pensaba que su amante lo abandonaría, lo mataba antes. De esta manera lo mantenía a su lado en un estado perfecto, como si fueran muñecos.
Cuando los cadáveres empezaban a oler, los descuartizaba, hervían los restos y los tiraba por el inodoro. Era cuestión de tiempo que los vecinos se quejaran por la pestilencia que desprendían sus cañerías.
El 3 de Febrero de 1983 acude el fontanero para desatascar las cañerías y buscar el motivo de aquel horrible olor.
Al inspeccionar la fosa séptica, sintió arcadas; jamás en su vida había olido nada tan asqueroso. Observó que había un líquido viscoso de tono blanco con manchas rojas que parecían sangre, no tardó en ver la carne putrefacta flotando.
Llamaron a la policía. Gracias a la ayuda del fontanero investigan las tuberías hasta llegar al apartamento de Nilsen.
El 8 de febrero Dennis se dirigía a casa, acababa de salir del trabajo, no sabía que el inspector Peter Jay estaba esperándolo. Cuando le preguntaron por el atasco en la fosa séptica no le dio mucha importancia, hasta que nombraron los restos humanos que habían hallado en su interior.
El inspector sospechaba de él y con picardía le dijo que le mostrara el resto del cadáver, que no les hiciera perder el tiempo. Jamás se imaginarían la fría respuesta de Dennis: “Dentro de  dos bolsas de plástico en el armario. Venga, se lo enseñare”. Se encogió de hombros y con total naturalidad mostró los cadáveres a los agentes, como quién invita a un amigo a tomar una café. Los cadáveres estaban descuartizados, ni siquiera sabía cuantos había.
En la comisaría confesó todos sus crímenes. Incluso estaba encantado de que lo hubieran capturado:
“Ahora me siento culpable, merecedor de castigo. Estoy convencido de que merezco toda la pena a la que un tribunal pueda condenarme. Es un alivio que me hayan detenido, porque si lo hubiesen hecho a los sesenta y cinco años, podría tener a mis espaldas cientos de cadáveres”
Lo describen como un hombre inteligente y frío, pues hablaba de los crímenes sin mostrar arrepentimiento aunque Dennis le diría a la policia: “Nadie debe verme llorar por las víctimas, eso forma parte de mi dolor personal”
El interrogatorio duró 11 días. Se mostró muy cooperativo en la identificación de los cadáveres; aún pese a su ayuda, no se pudieron identificar a todos, a día de hoy siguen siendo un misterio. Le preguntaron el porqué de los asesinatos, a lo que respondió: “En ninguno de los casos estoy consciente de sentir odio hacia ninguna de las víctimas… recuerdo que salí en busca de compañía y amistad, pero aquel momento y para el futuro. Invité algunas personas a casa y otras se invitaron solas, aunque el sexo siempre estaba en segundo orden”.
 “Sólo deseaba una relación cálida, buscaba alguien con quién poder hablar, aunque es una sensación muy agradable y relajante tener a alguien en la cama a tu lado durante toda la noche. Después de matarlos, experimentaba un sentimiento doloroso de desesperación y una sensación de vacío. Aunque sabía que el cuerpo estaba muerto, pensaba que la personalidad estaba todavía dentro de él, consciente y atenta a mis palabras. Trataba de conseguir desesperadamente una relación que nunca estuvo a mi alcance”
Al examinar la casa de Dennis se encontraron con trozos de cadáveres descuartizados en bolsas. Torsos, cabezas, piernas brazos y por último bolsas con corazones, pulmones intestinos; era una auténtica carnicería.
Durante el juicio le dijo a los miembros del jurado: “puede ser que cuando mataba a aquellos hombres me matase a mi mismo, pues me quedaba de pie muy apenado y sumido en una profunda tristeza, como si acabase de morir un ser querido”.
El juez lo condenó a cadena perpetua con un mínimo de 25 años sin opción a la libertad condicional.