Terrores nocturnos

sábado, 19 de octubre de 2013

Manuel Delgado Villegas: El Arropiero.


El mayor asesino español. Se creé que acabo con 48 vidas, aunque probadas solo hay 8, ya que los asesinatos los perpetro en diferentes países: España, Francia e Italia.
Nació el 25 de enero de 1943 en Sevilla. Su madre, una mujer joven de apenas 24 años falleció al dar a luz al pequeño Manuel. Nació en un momento en el que el país estaba sufriendo hambruna; la postguerra y la muerte de su madre zarandeo el seno familiar. Su padre, un honrado trabajador se vio superado por la situación; al no poder cuidar de su hija Joaquina, hermana mayor de Manuel, y del bebe, los entregó a la abuela para que los criara.
Residieron en casas de distintos familiares, donde les proporcionaron palizas y eran víctimas de vejaciones
Acudió a la escuela, era un mal estudiante, le costó aprender a leer y a escribir. Desde muy pequeño tenía una personalidad agresiva y conflictiva.
A los 14 años era un joven promiscuo muy deseado entre los homosexuales. Tenía una alteración llamada anaspermatismo, la ausencia de eyaculación, con lo  cual podía realizar de forma continua el coito sin llegar al orgasmo. Vivió a costa de los muchos amantes y prostitutas del lugar.
A los 18 años ingresó en al Legión. Se aficionó a la marihuana y tuvo que pasar por una terapia de desintoxicación. Finalmente lo expulsaron por sufrir convulsiones, las malas lenguas insinuaban que lo fingía para conseguir su expulsión por inaptitud.
En ese momento empezaría su carrera como vagabundo. En más de una ocasión es detenido por la ley de vagos y maleantes, aunque nunca estuvo en la cárcel debido a sus convulsiones, con lo cual entraba y salía de diversos centros médicos.
En 1964, con 20 años empezó a matar sin compasión a cualquiera que se cruzara en su camino o contradecía sus intereses.
Su primer asesinato fue el 21 de enero de 1964 en Cataluña. Paseaba por la playa de Llorac cuando vio a un hombre dormido cerca de un muro. Agarró una piedra, se dirigió a el y lo golpeó en la cabeza, finalmente le robó la cartera. El cadáver fue descubierto a los 19 días del asesinato. El hombre era un cocinero que recogía arena para la cocina, se llamaba Adolfo Folch Muntaner de 49 años.
El 20 de junio de 1967, se encontró el cuerpo de Margaret Helene Boudrie, una estudiante francesa de 21 años. El cadáver fue abandonado en un chalet en el que se había colado acompañada de un norteamericano para ingerir LSD. El joven abandonó el lugar dejándola sola. El Arropiero observó como el joven se alejaba, por lo que aprovechó el momento para colarse. Cuando hallaron el cadáver había sido golpada, apuñalada por la espalda y habían mantenido relaciones sexuales postmortem en repetidas ocasiones.
La siguiente víctima fue Venancio Hernández Carrasco de Chinchón, lo encontraron  flotando en el río Tajuña el día 20 de julio de 1968. El Arropiero le pidió de comer, la respuesta de la víctima fue que trabajara, la contestación del arropiero fue asestarle un golpe letal. Durante mucho tiempo se creyó que había muerto ahogado hasta que confesó su muerte.
El arropiero frecuentaba un bar en Barcelona cuando conoció al millonario Ramón Estrada Saldrich, quién acostumbraba a contratar al arropiero para mantener contacto sexual por 300 pesetas. En su último encuentro, el arropiero necesitaba más dinero, Ramón le prometió darle la cantidad acordada después del acto, pero cuando este finalizó, le entregó 300 pesetas. Fue su sentencia de muerte, lo golpeó con tal fuerza que cayó al suelo inconsciente, momento que aprovechó para estrangularlo. En esta ocasión dejó al hombre en la cuerda entre la vida de la muerte, la cual se rompió en el Hospital. El acta de defunción se firmó el día 15 de abril del 1969.
La Sra. Anastasia Borella Morena de 68 años, cocinera del bar Iruru en Mataró, tuvo la mala fortuna de encontrarse al Arropiero, este tenía ganas de mantener relaciones sexuales. La mujer, al negarse, fue golpeada con un ladrillo y arrojada desde una altura de diez metros; el cadáver estaba muy a la vista, así que la escondió en un túnel cercano. Durante los tres siguientes días mantendría una relación de necrofilia con el cadáver en descomposición.
En 1970 se fue a vivir con su padre al Puerto de Santa María, donde lo ayudaba con las ventas de golosinas que ellos mismos fabricaban.
Mantuvo relaciones con uno de sus amigos, Francisco Marín Ramirez de 24 años, su cuerpo fue hallado el 3 de diciembre de 1970. Según la declaración del Arropiero, circulaban en moto cuando su amigo se le insinúo repetidas veces, llegando a hacer tocamientos indebidos. Por varias veces el Arropiero se negó, ante su insistencia, le proporcionó un primer golpe de advertencia y dejó que su amigo se recuperara, pero éste volvió a insinuarse sin saber donde se metía. Finalmente el arropiero lo mató.
Fue detenido el  18 de enero de 1971 por la muerte de Antonia Rodriguez Relingue.
Esta mujer disminuida psíquica de 38 años, era su novia. La joven tenía deseos sexuales constantes, se la podía tachar de ninfomanía. En una ocasión le solicitó al arropiero ciertas posturas y formas que a él se le antojaban asquerosas. Ella insistió diciendo que otros hombres se lo habían hecho, ante la negativa, lo acusó de ser poco hombre, lo insultó y se burló de él. El arropiero le dio el golpe de advertencia, pero como ella insistía agarró los leotardos y la estranguló. Escondió el cuerpo y en los siguientes días mantuvo relaciones sexuales con el cadáver repetidas veces.
Su declaración ante este suceso fue: “"Volví a estar con ella el lunes, el martes y el miércoles, y hubiera vuelto hoy si no me hubieran detenido. ¡Estaba tan guapa!, ¡La quería tanto! ¿No era mi novia?, ¿Entonces no podía hacer el amor con ella lo mismo que antes?"
Comentó a la policía otras muertes que perpetuó. En Roma mató a su jefa. La mujer se sentía atraída por él, al ser una mujer ancha no era capaz de abrazarla, acabó matándola.
En Francia estranguló a una joven, después fue expulsado del país por indocumentado.
También se encargó de una mujer de 40 años que lo invitó a su chalet. Ella deseaba que pasaran la noche juntos, pero él no tenia tantas ganas de  cumplir las necesidades que ella le proponía.
En una ocasión, mientras dormía en la playa, un hombre lo invitó a dormir en su hogar en señal de caridad. En cuanto se descuidó lo ahorcó con un cable y le robó todo lo que llevaba en cima.
Mató a una mujer a navajazos en Alicante, también a un homosexual en Barcelona. El número de víctimas crecía. Viajó por toda la costa Azul sembrando cadáveres.
En un principio se pensó que todo eran exageraciones, cuentos. Sin embargo varios datos coincidían con lo que él decía.
Los asesinatos realizados en diferentes países dificultaban la investigación, además de que la mayoría de los sucesos no fueron denunciados o estaban rodeados de pruebas circunstanciales.
Lo acusaron de los asesinatos anteriormente citados, pero no fue a la cárcel, si no que lo encerraron en un psiquiátrico.
Fue analizado y diagnosticado por varios médicos. Al principio era un hombre violento, finalmente, después de varios tratamientos su voluntad acabó cediendo.
Estuvo encerrado en Carabanchel, en Fontcalent y los últimos años estuvo en Santa Coloma de Gramanet. Se benefició de la nueva legislación penal, con lo cual fue liberado..
Murió el 2 de febrero de 1998 por Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica debida a su terrible adicción al tabaco.

jueves, 12 de septiembre de 2013

El Caníbal de Ziebice



Usó la carne de sus víctimas para salir a flote en un momento en el que la  crisis asolaba el pueblo y la comida escaseaba. Los mendigos era su especialidad. Los cuerpos de sus víctimas no solo eran una fuente de alimentación, sus cabellos y piel eran usados para fabricar cinturones, tirantes y cordones.
La historia de Karl podría haber seguido escondida entre miles de archivos, fue Lucyna Bialy quién la desenterró y devolvió esta historia al mundo. Gracias a ella el museo de Ziebice tiene una sala de exposiciones exclusiva para el caníbal local.
El 10 de agosto de 1870 nace Karl Danker en el seno de una familia adinerada.
Los profesores decían que era un chico irrespetuoso y lento, ya que no aprendió a hablar correctamente hasta los 6 años.
Con 10 años su familia se mudó a Ziebice, donde pasó muy poco tiempo, pues a la tierna edad de 12 años se escapó de casa.
Se hizo aprendiz de jardinero. No se tiene constancia de cómo fue su vida hasta los 25 años. A esa edad, su padre fallece, su hermano mayor se hace cargo del capital familiar y Karl recibe una abundante herencia. Se compró un terreno pero no se le daba bien la agricultura y optó por vender el terreno y adquirir una casa.
Con la crisis del momento, pronto se encontró en la bancarrota. Tuvo que alquilar su casa, a excepción de la tienda  que seguía regentando; e irse a vivir a un apartamento.
La hambruna empezó hacer mella en Ziebice, la pobreza se adueño de todo, la crisis fue como un huracán que arrasó con el lugar. Mientras la gente empobrecía, Karl parecía no sufrirla, todo lo contrarío, era el único mercader que tenía carne de sobra. En su tienda vendía “escabeche de cerdo sin hueso”; también había cinturones, tirantes, cintas y cordones.
Este brutal asesino, era un hombre tranquilo, bueno, amable y solitario. Ayudaba a sus vecinos, daba cobijo al necesitado, llevaba la cruz Evangelista en los funerales, daba limosnas; era un hombre muy querido. Lo llamaban Vetter Denker: Papá Denker. Nadie sospecharía de lo que ocurría en el interior de su tienda, ni del alto coste de su hospitalidad
No sabían de donde sacaba la carne, no veían ningún vehículo que la transportara hasta la tienda. Sospechaban que era de perro, algo ilegal, pero la carne estaba buena y era barata.
El fuerte olor que emanaba de su apartamento era molesto y dio pie a muchas quejas. Los vecinos veían los cubos de sangre, las fundas que veían llenas y volvían vacías; sin embargo no denunciaron estos hechos, porqué el bueno de Karl no podía estar haciendo nada malo.
El 21 de diciembre de 1924. El inquilino de la casa, Gabriel, escuchó unos horribles gritos. Alertado, pensando que algo podía estar sucediéndole a su casero, corrió en su ayuda. Su casero no estaba, en su lugar estaba un mendigo, Vicenz Oliver,  tenia la cabeza abierta y la sangre le había bañado el rostro. El joven gritaba que Vetter Denker le había hecho eso.
La policía no daba crédito a su declaración. Describía como el bueno de Karl se acercó con un pico y le golpeó en la cabeza. No lo creían, pero el vagabundo, que estaba muy agitado por lo sucedido, insistía una y otra vez. Finalmente la policía se presentó ante Karl. Esté insistía que estaba protegiendo su propiedad de un intruso.
Esa misma noche, Karl, temiendo la vergüenza y lo que la policía se encontraría en su casa; se ahorcó en su celda.
La policía fue a su apartamento y a su tienda.
Según el informe de  Friedrich Pietsky encontraron huesos y carne en una solución salina dentro de un recipiente de madera. Las heridas que presentaban las víctimas eran postmortem. Faltaban partes de los cuerpos como las extremidades.
Había carne cocida con restos de piel y cabellos humanos, piezas de glúteos, una olla con una porción de comida y claras señales de que se hubieron comido la otra. Un barril lleno de huesos que presentaban marcas de haber sido serrados y restos que se encontraron a lo largo del bosque. Se encontraron dientes que pertenecían a unas 20 personas.
Los tirantes que Drake llevaba estaban hechos con piel humana y usaba los cabellos para tejer cordones.
En un armario guardaba la ropa manchada de sangre perteneciente a sus víctimas, incluyendo una falda, la única prenda femenina que pertenece a la única mujer que asesinó, ya que tenía más predilección por hombres adultos
Drake guardó las tarjetas identificativas de sus victimas y las usó para rellenar unos grotescos libros donde describía los datos personales de la victimas, así como su peso muerto, desnudo y destripado.
Gracias a estos datos se pudo identificar a muchas de sus víctimas. Se calcula que fueron cerca de 40.
La mayoría de las identificaciones pertenecían a personas que acababan de salir de la cárcel, vagabundos u hospitales. Drake los invitaba a cenar su “famosa carne”, les daba un lugar donde cobijarse y cuando estaba seguro de que su invitado estaba cómodo, los asesinaba golpeándoles el cráneo.