Terrores nocturnos

viernes, 1 de marzo de 2013

Gerald Eugene Stano



Era un hombre marcado por el abandono, maltratos psicológicos y físicos. Un asesino que desfogaba su furia contra las mujeres.

Nació el 12 de septiembre de 1951 en Schenectady, Nueva York. Su madre había tenido 4 hijos. Los entregó en adopción, excepto una niña que tenía daños cerebrales.
Al nacer le pusieron el nombre de Paul Zeininger, nombre que sería cambiado posteriormente.
A los 6 meses Paul fue entregado en adopción. Lo que ocurrió desde el nacimiento hasta que fue entregado en adopción es un misterio, al igual que lo que le ocurrió en el d centro de acogida. La cuestión, es que con 13 meses los doctores y lo psicólogos lo evaluaron como “no adaptable”.
Su comportamiento semejaba más al de un animal que el de un bebe. Uno de sus divertimentos era quitarse los pañales y jugar con sus propias heces.
Al pequeño Paul le sonrío la suerte. Una pareja, Eugene y Norma Stand, decidieron adoptarle; aún después de que les informaran de las extrañas conductas del niño.
Le cambiaron el nombre por el de Gerald Eugene Stano.
Sus padres tuvieron que tomar medidas estrictas con Gerald, ya que causaba problemas.
Era un niño con problemas de adaptación e integración, algo que se hizo muy palpable en la adolescencia.
En el instituto se convirtió en el blanco de las burlas de jóvenes muchachas, que se divertían a su costa. La semilla del odio crecía en él.
Fue amonestado por la policía. Hacía funcionar las alarmas de incendio sin necesidad, arrojaba pedruscos desde un puente hacia la autopista; realizaba cualquier cosa que se le ocurriera con tal de llamar la atención.
Una amonestación más y el juez de menores lo encerrarían en un reformatorio. Ante esta amenaza, sus padres adoptivos decidieron matricularlo en una escuela militar, esperando que su comportamiento mejorara.
Fue un mal alumno que suspendía casi todas las asignaturas y  faltaba a clase continuamente. Lo único que se le daba bien era la música.
Era recordado por un episodio curioso. Gerard, con afán de ganarse el respeto de la gente y sentirse, por una vez, como un ganador. Robó la cartera de su padre y pagó a sus compañeros para que le dejaran ganar. Cuando se descubrió, fue rechazado por sus compañeros y profesores. Se comportó de forma agresiva, ridiculizado.
Al finalizar sus estudios, mantuvo relaciones con una joven que tenía una deficiencia mental; no contaron con que se quedara embarazada. Trás las amenazas del padre de la joven, decidió pagar el aborto.
Después de este episodio, sufrió una importante recaída. Incapaz de rehacer  su vida, se refugio en el alcohol y las drogas.
Sus padres adoptivos lo acogieron en casa. Durante ese tiempo su vida volvió a la normalidad. Los cuidados en el seno de la familia fueron el aliciente para su pronta mejoría.
Se enamoró de una joven, con la que contrajo nupcias. En cuanto Geral salió de la estricta cuna familiar, su recaída fue instantánea. A los seis meses su esposa solicitaba el divorcio debido a los malos tratos. Gerald recaía en el alcoholismo y en las drogas.   
Desde ese momento su vida cayó en una espiral de autodestrucción. Ningún empleo le duraba mucho tiempo. Frecuentaba prostitutas. Tenía una colección de denuncias de agresión; no soportaba que una mujer lo rechazara o se negara a cumplir sus órdenes.
En los próximos 6 años desde 1974 y 1980 una sucesión de mujeres morían acuchilladas de forma brutal, la mayoría de ellas en Florida, actual residencia de Gerald.
El último cadáver descubierto fue el de Mary Carol Maher una estudiante de 20 años. Unos jóvenes lo encontraron detrás del aeropuerto de Daytona Beach. El cuerpo se hallaba en un alto grado de descomposición, llevaba 2 semanas abandonado.
El detective Poul Crow fue el encargado del caso. Después de analizar el cadáver y el lugar, no encontró pistas que seguir. Se encontraba en un callejón sin salida, parecía que el asesino saldría impune.
El 25 de marzo de 1980, una mujer que ejercía la prostitución se acercó a la estación de policía de Daytona Beach; tenía una herida en el muslo.
Un cliente la había llevado a un motel cercano. Ella le pidió el dinero por adelantado él se negó y comenzó una acalorada discusión. El hombre sacó una navaja; la mujer pudo zafarse, pero no pudo evitar que la hiriera en el muslo. Necesitó veintisiete puntos de saturación.
La mujer dio una descripción del atacante: un hombre con una camioneta Gremlin roja con los cristales polarizados, que usaba gafas y tenía bigote, además de otros datos como altura y peso. La pista decisiva fue que había visto la furgoneta en unos departamentos cercanos.
El detective encargado, “Gadberry”, se acercó al lugar que indicó la mujer. Al principio no encontró el vehículo, pero dando un paseo por la zona pudo verlo. Apuntó el número de matrícula.
El dueño de la furgoneta era Geral Eugene Stano. Su historial de violencia, robo y agresión a varias prostitutas llamó su atención. Le entregó el perfil psicológico a su compañero Paul Crow, el cual seguía anclado en su investigación.
El perfil psicológico de Gerald era el similar al que se había realizado al asesino de Mary Carol Maher. Al fin una pista que seguir.
Los detectives mostraron la foto de los archivos a la prostituta. Esta lo reconoció enseguida. Ya tenían un motivo para llamarlo a comisaría.
El 1 de Abril de 1980 los detectives Gadberry y Crow comenzaron el interrogatorio de Stano. La preguntas eran sencillas y pronto descubrieron que cuando Stano mentía se apoyaba en el respaldo de la silla, intentando alejarse lo máximo posible de los detectives.
Una hora más tarde, Stano reconoció lo sucedido con la prostituta. Aprovecharon ese momento para pedirle su ayuda en un caso que estaban investigando, el de Mary Carol. Stano reconoció que la había visto, y mientras negaba haber estado con ella, se apoyaba en el respaldo de la silla.
Los detectives siguieron preguntando; Gerald daba más datos, la había visto y habían tomado unas cervezas antes de dejarla en Atlantic Avenue. El interrogatorio no terminó ahí.
Después de presionarlo, consiguieron la confesión completa. Gerald quería mantener relaciones sexuales con la estudiante, cuando ella se negó, sacó un cuchillo que tenía en el coche. La acuchillo en el pecho, en las piernas y en la espalda. Finalmente  dejó su cadáver detrás del aeropuerto.
Gerald firmó la confesión. Antes de que se lo llevaran para encarcelarlo, confesó dos asesinatos más: el de Toni Van Haddocks y Nancy Herd. En 1981 fue condenado a tres cadenas perpetuas.
En la cárcel, varios presos decían que Gerald se jactaba de haber realizado varios asesinatos. Al principio los presos le creyeron, pero después, lo trataron como si fuera  un fanfarrón. Al ver que perdía el respeto que tanto había añorado en su vida, hizo llamar al detective Paul Crow; para confesarle sus atroces crímenes.
El 8 de Junio de 1983 fue juzgado por los asesinatos de Susan Bickrest y Mary Muldoon. En septiembre del mismo año, por el asesinato de Cathy Lee Scharf; asesinada a cuchilladas cuando hacia autostop.
Lo condenaron a morir en la silla eléctrica. Geral intentó retrasar lo máximo posible esa condena, a través de múltiples apelaciones.
Entre las paredes de su celda, seguía nombrando jóvenes que había asesinado. En último tramo de su vida confesó haber matado a un total de cuarenta y una mujeres.
Un pequeño giro en los acontecimientos, le daría a Gerald un año más de vida. La Old Sparky (como llamaban a la silla eléctrica) Había fallado en la ejecución del reo Pedro Medina, su cabeza se incendiado y una lengua de fuego llego al techo. Después de ese suceso varias protestas contra la práctica de ese tipo de muertes se hicieron eco.

El 23 de Marzo de 1998, Gerald, orgulloso y con la cabeza bien alta, fue ejecutado, en la Old Sparky.

Algunos de los nombres de sus víctimas:
-         Cathy Lee Scharf, de 17 años.
-         Susan Bickrest, 24 años.´
-         Mary Muldoon, 23 años.
-         Janine Ligotino, 19 años.
-         Barbara Ann Baur, 17 años.
-         El cadaver de una mujer no identificada.
-         Bonnie Hughes, 34 años.
-         Diana Valleck, 18 años.
-         Emily Branch, 21 años.
-         Christina Goodson, 17 años.
-         Phoebe Winston, 23 años.
-         Joan Foster, 18 años.
-         Susan Basile, 12 años.
-         Sandra DuBose, 35 años
-         Sorothy Williams, 17 años.




Varios susurros dicen que Gerald no mató a tantas mujeres, si no que alguien fuera de la cárcel le daba los nombres de mujeres que habían sido asesinadas y cuyos crímenes estaban sin resolver. Gerald  que buscaba la fama y la leyenda tras su muerte, se las adjudicó todas.