Tsutomu
Miyazaki fue un asesino japonés que destacó por la gravedad de sus asesinatos y
no por el número de los mismos. Atacaba a niñas deseando satisfacer sus deseos
sexuales y recrear sus fantasías Hentai.
Tsutomu
nació en 1962, el 21 de agosto. Fue un bebe prematuro y debido a ello tubo
serios problema en sus muñecas, no movía correctamente las manos, debía mover
todo el antebrazo para poder girarlas.
Su
padre era Katsumi Miyazaki, dueño de un periódico
local, gracias ello su familia poseía una significativa influencia social. Sus
padres eran adictos al trabajo, con lo que desatendían a sus hijos.
A
partir de los 5 años sufrió diferentes burlas por sus compañeros de clase, a
los niños les divertía las raras manos que tenía. Empezó a sentirse acomplejado
hasta tal punto que escondía sus manos.
Cada
vez que intentaba hacer algo y no era capaz, se frustraba, culpaba a sus
limitadas manos. Se encerró en si mismo, y su autoestima estaba por los suelos.
Empezó
a leer comics manga que lo transportaban a mundos y lugares donde no tenia que
preocuparse por sus manos; su imaginación le hacia vivir en una vida paralela
hecha a su medida.
El
muchacho mostró su inteligencia en los estudios, sus notas eran de las mejores.
Entró en Meidai Nakano High School y su objetivo
final era la universidad de Meiji. Pero el mundo real no era tan
divertido como la que aparecía en sus comics, y cambio los libros de estudio
por los de manga.
Al
no conseguir la nota necesaria para entrar en la universidad se dedicó a la
fotografía, de esta manera entró en el negocio familiar. Aunque la familia
trababa junta, no estaba unida. Sus padres que vivían para trabajar seguían
desconociendo los problemas de su hijo.
Tsutomu
no solo se avergonzaba de sus manos, si no también de su miembro, el cual era muy
pequeño e impedía que Tsutomu mantuviera relaciones con una mujer. Sus únicas
experiencias sexuales eran las que mantenía consigo mismo mientras se
precipitaba al mundo del Hentai, la única temática que lo obsesionaba y donde
su frustración sexual se mitigaba.
Llegó
a decir que más de una vez había pensado en el suicido. Cuando le preguntan por
que no contó estos problemas a sus padres, dijo: “Si hubiese tratado de hablar con mis padres
acerca de mis problemas, ellos me habrían ignorado”.
Sus hermanas mataban el tiempo riéndose de él. En la familia la
única persona que tenia afecto por el muchacho era su abuelo Shokichi.
Con los años sentía avidez por la pornografía, el Hentai no le satisfacía,
su apetito sexual era muy elevado y necesita mucho más. Lo habían visto sacando
fotos a las tenistas en los partidos, enfocando la entrepierna.
No tardó en caer en la pornografía infantil. Su apetito crecía,
sin embargo era incapaz de acercarse a ninguna mujer, las observaba desde lejos
imaginándose miles de escenas que había visto en sus videos.
La
muerte de su abuelo, su único mentor, lo traumatizó de tal manera que se comió
parte de las cenizas. Sus arrebatos de cólera se encendían con frecuencia,
llegando a golpear a su hermana cuando lo pilló sacando fotos mientras se
duchaba.
Tsutomu
era un hombre obediente, cohibido y muy tranquilo, nadie sospechaba lo que escondía
bajo su mirada perdida. Gracias a esta careta pudo acercarse a las niñas sin
levantar sospechas.
El
primer asesinato ocurrió el 22 de agosto 1988. Mari Konno (今野真理 Kon'no Mari) con tan solo 4 años fue brutalmente
estrangulada en le bosque que rodea la central de Shintama. Dejó el cadáver
desnudo para que los animales se alimentaran.
La
policía buscó a la niña durante cuatro semanas y dieron avisos a los padres de
que vigilaran a sus hijos.
El
3 de octubre de 1988, la pequeña Misami Yoshizawa (吉沢正美 Yoshizawa
Masami) de
siete años, tuvo la mala suerte de encontrarse con Tsutomu. Convenció a la
pequeña para que subiera al coche y se la llevó a las colinas de Komine Pass.
En cuanto se sintió seguro la estranguló y abusó de su pequeño cuerpo.
Los
dos cuerpos estaban a una distancia de apenas 100 metros .
El
movimiento de la policía y de los vecinos aumento, habían desaparecido dos
niñas en un periodo muy corto. Se empapelaron las calles con carteles donde aparecía
la imagen de la pequeña Misami. Pero al igual que la vez anterior no se
encontraron pistas.
El
día 12 de diciembre mata a una niña de cuatro años, Erika Namba (難波絵梨香 Namba Erika). La introdujo en el
coche. La llevó a Naguri, donde la
obligó a desnudarse mientras le sacaba fotografías. No contaba con que otro
coche pasara cerca. Tsutomu se asusta y cuando la niña empieza a llorar, sufre
un arrebato de ira y la estrangula.
Envolvió
el cuerpo en una sabana y lo introdujo en un baúl que tenia en el coche, dejó
el cadáver a 50 metros
de la casa de los padres de la pequeña. El cadáver fue encontrado atado de pies
y manos.
La
policía peinó el bosque, pero no encontraron pistas. Estaba claro que todas las
niñas eran de la misma zona. La policía empezó a sospechar que era obra de un
único asesino, un asesino en serie.
Todas
las familias tenían un nexo en común, y es que todas después de que sus hijas
hubieran desaparecido sufrían llamadas reiteradas. Cuando contestaban al
teléfono nadie contestaba, simplemente se escuchaba el silencio; si no
contestaban, el teléfono podía sonar durante 20 minutos sin parar.
La
seguridad se había duplicado, era peligroso matar a una niña cuando todo el
vecindario estaba en alerta. Al no poder calmar su ansia sexual, se divertía
torturando a los padres. Les mandó cartas destruyendo todas las esperanzas de
encontrar a las niñas con vida.
El
día 6 de febrero el padre de Mari recibe una caja con restos humanos calcinados
y la ropa de su hija rasgada. En la parte superior de la caja habai una nota:
“Mari. Huesos. Cremación. Investigar. Probar”.
El
día 11 de febrero, poco satisfecho, envía una carta donde incluye una foto de
la pequeña.
‹‹Puse la caja
de cartón con los restos de Mari delante de su casa. Hice todo. Desde el inicio
del incidente Mari hasta el final. Vi la conferencia de prensa de la Policía , donde dijeron que
los restos no eran Mari. Ante las cámaras, su madre dijo que el informe le dio
nuevas esperanzas de que Mari aún podría estar viva. Supe entonces que tenía
que escribir esta confesión para que la madre de Mari no siguiera esperando en
vano. Lo repito: los restos son de Mari››.
La
carta la firmo con el nombre de Yoko Miada, un ser ficticio con el que se hacia
un juego de palabras con las que quería decir “ahora te diré”.
Se
creó un gran alboroto por la crueldad y el horror de la afirmación de que las
niñas estaban muertas, tal y como sospechaban.
Las
cartas fueron analizadas sin éxito, pues estaba hecha con fotocomposición.
Había
pasado meses desde su último asesinato. Pasó por el colegio de Akishima donde
unas niñas jugaban tranquilamente. Se acercó a una de ellas y empezó a
fotografiar sus braguitas. Un vecino que pasaba cerca lo vio, dio voces para
alertar a otros vecinos, Tsutomu salió corriendo antes de que lo alcanzaran.
El
6 de junio, Ayazo Nomoto (野本綾子 Nomoto Ayako)
de 5 años jugaba en el parque Ariake. Convenció a la pequeña para
sacarle fotos, entre risas y bromas la introdujo en el coche. Estacionó el
vehículo a 800 metros ,
cuando la niña le hizo un comentario sobre sus manos, sufrió un ataque de ira,
la estranguló y golpeó con furia el cadáver. Después lo envolvió en una sabana
y lo escondió en el maletero.
En
esta ocasión no abandonó el cadáver. Se lo llevó a casa donde colocó el cuerpo
de tal forma donde destacaba la entrepierna. Tomó varias fotos mientras se
masturbaba.
Mantuvo
el cadáver en la casa, pero el segundo día el cuerpo olía muy mal, sabia que debía
deshacerse de el. Le cortó la cabeza, las manos y los pies.
El
torso lo abandonó en el baño público del cementerio de Hanno. Quiso probar el
sabor de la carne humana, así que cocino las manos y comió un poco. Los demás miembros
los tiró por el bosque de Mitakeyama.
Se
encontró el torso de la niña. Los vecinos estaban nuevamente en alarma, la policía
se sentía frustrada al no encontrar pruebas y temían que la ola de crímenes
volviera nuevamente.
El
23 de julio de 1989, Tsutomu vio a dos hermanas, se acercó a ellas. La mayor le
indico a la pequeña que no se moviera mientras ella corría a buscar a sus
padres. Cuando volvió se encontró a la pequeña desnuda mientras Tsutomu
fotografiaba la entrepierna. El padre lo agarró y lo golpeó, pudo zafarse de la
ira del hombre y corrió hacia el coche, no contaba con que la policía estuviera
esperándolo.
Confesó
cada asesinato y mostró los lugares exactos donde había tirado los cadáveres de
las niñas.
Fue
declarado culpable de “Los crímenes del Otaku”. Su padre avergonzado se negó a
pagar a un buen abogado y posteriormente se suicidó.
En
1997, después de haberle realizado pruebas psicológicas, se dictamino que sufría
un trastorno de personalidad múltiple y esquizofrenia extrema, pero esto no lo
eximia de los crímenes ya que era consciente de lo que hacia.
Se
le condenó a ser ahorcado, un método muy acorde a lo que él hacia. Durante años
estuvo en el corredor de la muerte suplicando por la inyección letal. Su
petición fue desatendida.
El
17 de enero del 2006 murió en la horca.