Terrores nocturnos

domingo, 5 de junio de 2011

HERMAN WEBSTER, EL DR. HOLMES Y SU HOTEL DE LA MUERTE



En el año 1860 nace el único hijo de una familia honrada, religiosa y muy puritana, al que llamaron Herman Webster Mudgett. En su juventud empezó a mostrase en desacuerdo con los valores que su familia intentaba inculcarle. Era un joven problemático que disfrutaba torturando a los animales e imponiendo su autoridad entre los más jóvenes. Pronto empezó a cogerle el gusto al poder.
En su adolescencia desarrollo un arte innato para embaucar jovencitas. Su labia, gentileza, galantería y atractivo atraían a mujeres jóvenes adineradas. Las clases de jóvenes que a él le interesaban.
Consiguió engatusar y enamorar a una joven adinerada llamada Clara Lovering. En 1878 con solo 18 años se caso con ella y un año más tarde comenzó sus estudios de medicina a costa del dinero de su joven e ingenua mujer. Siendo estudiante ingenió métodos de estafa y engaños haciéndose con cadáveres que desfiguraba y por los cuales había hecho un costoso seguro que después cobraba.
Una vez terminada la carrera y conseguir una gran estafa de la que cobro una buena suma de dinero, abandonó a su esposa arruinada y a su hijo pequeño.
Durante mucho tiempo vagó por diferentes lugares, hasta que conoció a la millonaria Myrtle Z. Belknap. Fue una joven inteligente a la que le costo embaucar. Por ella cambio su nombre por el del Dr. Holmes. Aunque aun no se había divorciado de su primera mujer, volvió a casarse y con ella tuvo una hermosa niña. Su nuevo capricho era conseguir una vivienda lujosa y para conseguirlo no dudó en estafar a su nueva familia a través de falsificar escrituras de gran valor.
Al poco tiempo escapo a un pueblo pequeño donde enamoró a una viuda “Ms. Dr. Holden”. Gracias a su nueva, confiada y anciana amante consiguió regentar una farmacia que pertenecía a la anciana, gracias a su Don para embaucar y estafar no tardó en hacerse dueño de todos los vienes de la viuda.
Pero pronto sus expectativas crecieron, en breves se iba a celebrar en Chicago una Exposición Universal, eso atraería a jóvenes millonarias, posibles víctimas de su ambición la cual necesitaba nuevos estímulos.
Compró un solar en Chicago en una zona céntrica. Experto como era en los estafas, contrataba mano de obra que luego no pagaba, abandonando el futuro hotel sin terminar. Luego volvía a contratar otros albañiles a los cuales tampoco pagaba. Así sucesivamente. Finalmente terminó de construir su hotel, más parecido a un castillo medieval sin haber gastado, casi, un sólo centavo y usando nombres falsos para hacer las contrataciones. Al tener tanta mano de obra trabajando en partes diferentes, nadie, exceptuando él, sabía como era el interior del edificio. Si alguien se hubiera dado cuenta de lo que escondían los cuartos hubiera llamado la atención.
El 1 de mayo de 1893 se inauguró La Exposición y el hotel del Dr. Holmes abrió sus puertas a gente adinerada. El hotel se convirtió en un lugar muy concurrido y conocido, sin embargo su dueño jamás le puso nombre.
Usando su don de gentes tanteaba a las jóvenes millonarias para saber si venían solas o si sus familiares y amigos vivían en otros condados, si la joven tenía este perfil, entonces el Dr. Holmes se encargaba de que durmiera en una de sus habitaciones “especiales”.
La fortaleza estaba diseñada con pasadizos secretos que le permitía vigilar a sus huéspedes. Además había inventado un sistema eléctrico en el suelo que le indicaba donde se encontraban sus futuras víctimas. Para poder mover los cuerpos había diseñado dos tobaganes que los transportaba directamente al sótano. Pero eso no era suficiente, instaló, tuberías de gas que asfixia a sus durmientes víctimas. También había escondido sopletes en paredes cubiertas de hierro.
El sótano era el santuario de las torturas. Los toboganes llevaban los cuerpos hasta allí. En su interior se encontraban todo tipo de artilugios de tortura, una cubeta de ácido sulfúrico, cal viva y un incinerador para deshacerse de los cadáveres. En una parte del sótano había una habitación que llamaba “el calabozo” ahí era donde torturaba, violaba y mataba a las mujeres que caían en sus manos; alguna, las menos afortunadas, podían durar semanas con vida siendo torturadas y esclavizadas sexualmente una y otra vez, hasta que se cansaba de ellas al encontrar una sustituta.
Una de las torturas más extrañas que se encontró fue un autómata que realizaba cosquillas en los pies. Las jóvenes morían literalmente de risa.
Llegando a los últimos meses de la exposición, la clientela empezó a menguar y con ella la falta de jóvenes mujeres con las que saciar su placer. Empezó a poner anuncios y carteles en busca de personal. Varias jovencitas se presentaron, pero el Dr. Holmes solo escogía las más hermosas y las que vivieran más lejos. Las pobres no sabían el destino que se le presentaba. Con su desarrollado sistema de alarma, si alguna de las jóvenes intentaba huir, el Dr. lo sabía en el acto ya que una sirena en su habitación le anunciaba que alguien intentaba fugarse.
Preparado para que no lo culparan por la desaparición de sus trabajadoras, falsificaba cartas que luego enviaba a sus familiares para tranquilizarlos.
Trabajando en el hotel y ocupado en sus víctimas, aún tuvo tiempo para sus líos amoroso con Minnie Williams, una heredera tejana y profesora de una escuela privada. No tardaron en prometerse. La joven prometida llegó a enterarse de los deseos sádicos de su futuro esposo, pero eso no la horrorizo ni la espanto, incluso se creé que ella ayudo en el asesinato de Emily Van Tassel y era conocedora del asesinato y violación de Emmeline Cibrand de quien se sentía profundamente celosa.
Sin embargo los ojos del Dr. Holmes pronto se aburrieron de su joven prometida, poniéndose sobre los de su hermana Nannie, convirtiéndola en su amante. Cuando Minnie se dio cuenta de la ofensa, se fue hacía su hermana y le golpeo la cabeza con una silla repetidas veces. Lanzaron su cuerpo al lago Michigan, esperando que nunca fuera encontrado.
Unos mese después de que finalizara la gran exposición mundial, el hotel empezó a dar más gastos que ganancias. El Dr. Holmes acostumbrado a la opulencia enseguida vio como el dinero y su rango social se escapaba de entre sus dedos. La única opción que se le ocurrió, fue quemar la segunda planta de su gran hotel, el cual estaba asegurado por una generosa cantidad. Lo que no se imaginó fue que la aseguradora empezaría a fisgar en el Hotel intentando descubrir el origen del fuego.
Temiendo que su estafa con el seguro no funcionara, ideo otra con su esposa. Volviendo a usar su dotes con las mujeres acaudaladas, se caso con un Georgina e hizo pasar a Minnie por su prima. Ideo una estafa con unos caballos que eran de propiedad de Minnie. Con una mala escusa los tres se fueron de viaje, pero solo volvieron dos, Georgina y el doctor.
Esta estafa le saldría muy mal, pronto lo descubrieron y paso una pequeña temporada en la cárcel. Georgina se encargo de pagarle la fianza. Pero mientras estuvo allí encerrado y queriendo hacer alarde de su inteligencia, le contó cual sería su próximo plan a su compañero de celda. Con lo que no contó es con que su compañero loco por salir de la cárcel cantaría mejor que un ruiseñor.
Se puso en contacto con varios amigos para hacer una gran estafa. Una muy parecida a las primeras que había realizado estudiando en la universidad. Harían un seguro de vida de un valor astronómico, a su amigo Pietzel. El Dr. Holms, bien disfrazado reconocería el cadáver y cuando le entregaran el dinero a su pobre viuda, también compinchada, se repartirían el botín. Pero ¿para que buscar un cadáver y destrozarle la cara, cuando podía entregar el del propio Pietzel?
El Dr. Holms se las arreglo para separar al matrimonio, con la escusa de que debían estar escondidos y luego separo a la madre de sus hijos, a los que mató. Llego el momento de reconocer el cadáver, todo iba sobre ruedas, habían encontrado el cadáver de Pietzel, solo faltaba que el seguro les pagara la póliza. Sin embargo este creyó que todo era un fraude.
El Dr. Pietzel fue de nuevo detenido por el asunto de los caballos, el cual aún no había quedado muy claro. El detective Gayer, que llevaba el caso, empezó a desatar la enorme tela de araña que el Dr. Holmes había tejido a su alrededor. Buscando casas donde el Dr. Holmes podría haber se escondido mientras se realizaba la gran estafa, y en una de ellas encontró los restos carbonizados de uno de los niños.
Entraron dentro del terrible hotel. Lo que vieron allí dejó a la policía sin habla. Jamás habían visto un lugar tan terrible y tan bien diseñado. Se encontraron restos de sus calcinadas amantes, de huesos roídos por la cal, huesos de niños. Utensilios terribles de tortura y el gracioso autómata. Las habitación de gas, donde la gente moría lentamente sin poder respirar o abrasadas a causa de los sopletes.
El juicio comenzó en octubre de 1895 y terminaría el 30 de Noviembre de 1895. Durante el proceso el Dr. Holmes se burló de la justicia y de la policía; incluso sus propios abogados eran victimas de sus jugarretas, hasta que finalmente decidió defenderse a si mismo. Los que estaban presentes, dijeron que lo había hecho como un verdadero profesional.
Después de un tedioso proceso, confesó la muerte de 27 personas, era lo máximo que las pruebas podían indicar. Sin embargo, había más de 50 denuncias de desapariciones de jóvenes en Chicago, sin tener en cuenta todas las que había de jóvenes de diferentes estados que habían desaparecido en la exposición. Se calculó que había cerca de 200 cadáveres.
El 7 de mayo de 1896, a los 35 años de edad fue ejecutado.
Su hotel que había llamado la atención a varios curiosos apareció en llamas una noche. Algunos creía que había más implicados en aquella trama que el Dr. Holmes y aterrados, quisieron borrar sus huellas.
Nunca se sabrá la cifra exacta de sus víctimas.

2 comentarios:

Mac dijo...

Acojonante, cosas así te dejan el cuerpo frío. Y no se puede entender como es posible que existan cosas asi en el mundo...

YolandaV. dijo...

Siempre existieron sucesos terribles, algunos no los conocemos, y otros aún tenemos que conocerlos